sábado, 16 de marzo de 2013

Sabor a felicidad




Hoy me desperté recordando la felicidad de mi infancia, las sonrisas enormes en mi rostro. Y lo sola que me llego a sentir ahora, que me desperté extrañando tanto a mis padres, será que ando enferma y quiero mimos. Recordé que nunca tuvimos dinero, ni ahora tampoco, pero no causaba ningún impedimento, ningún problema que realmente pienso que me invento y son vanos muchas veces ahora con la edad. Cuando tenía como 6 años mi padre se levantaba a eso de las 4 o 5 a.m como mucha gente  del pueblo, y emprendía camino caminando, porque no teníamos coche, iba a trabajar a unas hectáreas de sembradíos, de garbanzo, de cacahuate, y junto a él le acompañábamos mi hermano, mi madre, y yo, que aun estaba oscuro y a mi me parecía hermoso caminar al alva, iba jugando todo el camino, luego al llegar ellos se perdían y yo les observaba de lejos, trabajaban en el campo, y yo jugaba por todos los surcos de sembradío, claro siempre viéndolos. Y llegaba la hora del desayuno a las 8: 00 a.m y se sentía tan maravilloso desayunar al aire libre, con ellos, no importaba que ropa tuvieran, que ropa llevará yo, cuanto iban a ganar de ese trabajo, o si estaba peinada, no había nada que me preocupara más que tenerlos, esos días fueron felices y aun me queda el sabor de ellos. Nunca se contestar si estoy feliz más que con un estoy bien y sonreír, pero claramente recuerdo los días en que fui feliz.